Hoy
te vi sandalia,
puerto,
bahía.
Hoy
dispuesta y no tanto,
acechando
al camino de lo cierto,
el
fuego inevitable.
Traficantes
de la noche,
gobernantes
del deseo;
abunda
el arco en clave roja
principiando
algún comienzo.
Sudamos.
Sí.
Como eternos
profesantes
de la duda.
¿Puede
la carne disolver la eternidad?
Un
cigarrillo después,
volvimos
al abrazo.
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